Programa de la ceremonia:
Notas al Programa
Wolfgang A. Mozart: Obertura Las bodas de Fígaro K. 492
Considerada una de las óperas más importantes de todos los tiempos, su brillante obertura comienza casi como un murmullo, que nos sugiere la concentración de Fígaro en la preparación de su matrimonio, hasta que ¡bang! el tutti orquestal nos sorprende en la forma más mozartiana posible y nos lleva a niveles exultantes y maniáticamente alegres durante el resto de la obertura.
Wolfgang A. Mozart: Concierto n.°10 en Mi bemol mayor para dos pianos K. 365
Escrito hacia 1779, este concierto es igualmente exigente para ambos solistas, no habiendo una parte más fácil que la otra. La textura orquestal se mantiene relativamente liviana, en un primer movimiento muy lírico y que da espacio a las ideas musicales, un segundo movimiento refinado, que pone a los solistas siempre en primer plano y un exuberante, rítmico y dinámico final para esta obra en que su protagonista es el maravilloso piano doble Pleyel.
Johann S. Bach: El tiempo de Dios es el mejor de los tiempos BWV 106
Este breve, pero bello extracto corresponde a la obertura de esta cantata, concebida para un servicio fúnebre, en la que curiosamente los violines son reemplazados por dos flautas dulces. En este arreglo para dos pianos, las flautas son ejecutadas por un pianista, que debe cruzar sus manos prácticamente durante toda la pieza.
Enrique Soro: Segundo piano para la Sonata op. 14 n.°1 de Ludwig van Beethoven
En una tertulia musical de principios del s. XX en Santiago, estaba Soro en casa de la pianista chilena Amelia Cocq, dueña de un piano Pleyel igual al que tenemos en el escenario. Otro pianista presente, Alberto García, comenzó a tocar la Sonata op. 14 n.°1 de Beethoven y al poco andar, Soro se sentó en el otro teclado del piano y comenzó a improvisar un segundo piano, que luego transcribió y que ahora podemos disfrutar.
Enrique Soro: Danza Fantástica
Compuesta inicialmente como el movimiento final de su Suite para orquesta de cuerdas, Soro adaptó esta obra para orquesta sinfónica en 1916. La conmemoración en 2024 de los 140 años de su nacimiento y 70 de su partida es ocasión propicia para incluir esta obra en este programa de música latinoamericana.
José P. Moncayo: Huapango
Huapango proviene de la voz nahuatl cuauhpanco que significa “sobre la madera”, en alusión a la plataforma en donde se baila esta festiva danza mexicana. Moncayo tomó varias de estas danzas, famosas en el estado de Veracruz, y compuso esta obra, que es considerada el pináculo de la creación de cariz nacionalista en México, y que es ya famosa en todo el mundo.
Arturo Márquez: Conga del Fuego Nuevo
La conga, baile cubano por excelencia en los carnavales, sirve como base rítmica de esta composición de 1999, que combina con maestría los distintos instrumentos de percusión y bronces, que nos recuerdan la sonoridad de las orquestas de mariachis. La inspiración de Márquez proviene de la ceremonia azteca en la que todos los fuegos de los poblados eran extinguidos al término del año y vueltos a encender a partir de una única llama.
Alberto Ginastera: Malambo
El argentino Ginastera estrenó el ballet Estancia en 1952, a partir de una suite en cuatro movimientos compuesta en 1941. Cuenta la historia de amor entre un joven citadino y la hija de un hacendado, que ve en él alguien de menor valía en comparación a los gauchos. Sin embargo, en el malambo final, el joven gana el corazón de la muchacha al batir a todos sus contrincantes en el famoso baile con boleadoras.
Arturo Márquez: Danzón n.°2
Solo superada en popularidad por Huapango, esta obra de Márquez recoge también la esencia de la tradición folklórica de la región de Veracruz en México. Sus cautivantes ritmos se ven reforzados por los numerosos solos, a cargo de un pícolo, flauta, oboe, clarinete, corno, trompeta, piano, violín y contrabajo, corno, que dan un espectacular cierre a este concierto.